María Celeste Romero: “El cannabis medicinal es muy efectivo para situaciones de salud que antes no tenían respuesta”
Cada vez más el cannabis está derribando mitos y prejuicios. Por lo pronto ya son más de cuatrocientos médicos en el país que están capacitados para asesorar a una lista de pacientes que se viene incrementando desde que dio a luz la Ley 27.350 de cannabis medicinal hace dos años. El paraguas de profesionales que realizaron un posgrado sobre esta especialidad es muy amplio: desde traumatólogos, neurólogos, pediatras hasta especialistas en dolor, médicos de familia y psiquiatras. Sin embargo, el Programa Nacional a través del cual se aplica la legislación sólo contempla el uso en epilepsia refractaria y no se autorizó el autocultivo, lo cual genera controversias.
El interés y curiosidad creciente por este tipo de medicina se elevó al punto que en pleno corazón de Palermo se realizó hace poco la Expo Cannabis con miles de asistentes. La doctora María Celeste Romero es médica psiquiatra, especialista en este tipo de medicina y aclara de entrada: “La planta de cannabis tiene cannabinoides que son las sustancias químicas que le dan propiedades farmacológicas. Y hay dos grandes componentes: la del consumo recreativo que es el THC y la que se liga con lo medicinal que es el CBD”.
-¿El cannabis medicinal se convirtió en una moda?
Algo así. Por un lado la gente está un poco cansada de tratamientos tradicionales y quieren regresar a la naturaleza. No sólo lo vemos en padres preocupados por patologías de sus hijos pequeños sino también cada vez más en adultos mayores. Por parte de los médicos se va imponiendo esta moda porque es una medicina muy efectiva y es muy difícil que no te llame la atención, es muy atractiva. Pero creo que más que una moda es una revelación, porque durante años nuestra sociedad no contó con información sobre el tema y se vinculó al uso de cannabis desde el temor y el prejuicio. Hoy en día estamos viviendo un “boom” porque estamos viendo que es una medicina muy efectiva para situaciones de salud que antes de esta “moda” no tenían respuesta. Toda esta generosidad de la planta se ha instalado en nuestras sociedades y ya produjo un fenómeno imparable.
-¿No es paradójico que exista la ley pero siga siendo un delito tener una planta, necesaria para el cultivo?
Desde ya, por eso hay que regular esto con urgencia porque es una locura. Es una planta con un montón de propiedades medicinales que nos la estábamos perdiendo por tener leyes viejas. Tenemos a la vez una ley de estupefacientes que dice que si tenés una planta en tu casa podes ir preso entre cuatro a quince años.
-Sin esa legalidad para cultivar: ¿hay un mercado ilegal? ¿se precisa de laboratorios serios interesados en desarrollarse y producir en el país?
Es importante que haya productos de calidad que hoy no tenemos. Hay un boom de cannabis donde hay muchísimos oportunistas que venden cualquier cosa. Hay un mercado ilegal muy grande que no está regulado, donde no podemos asegurar la calidad de los productos. Los laboratorios se están despertando, están en vías de desarrollo pero están llegando. Las personas que cultivan no están en contra para ese desarrollo, hay espacio para todos: no es una cosa o la otra. Si tienen buenos productos con precios accesibles para la gente, perfecto. El autocultivo tiene que ser un derecho, no una obligación. Pero en Argentina seguimos haciendo lío: tenemos una ley que no responde a la demanda social inicial (salir de la ilegalidad para cultivar) y es necesario continuar expandiendo el mensaje de que la legislación actual no es suficiente y existen miles de familias en riesgo por la regulación insuficiente. Nadie puede ser privado de su libertad por hacer un uso terapéutico de esta planta que es absolutamente medicinal. En definitiva, todo pasa por algo y creo que el cannabis ha contribuido al cambio de consciencia que necesita nuestra sociedad para aprender a valorar a la naturaleza y cuidarla.
-¿En qué dolencias, además de la epilepsia refractaria, se comprobó la efectividad de esta medicina?
También es muy efectiva en esclerosis múltiple y funciona para múltiples afecciones como el autismo, el alzheimer, depresión, ansiedad, esquizofrenia, fibromialgia. En Israel, por ejemplo, el ministerio de salud habilita para trastornos postraumáticos, síndrome de Tourette, para paliar los dolores que provoca el cáncer, Parkinson…a todo lo que es neurológico, responde muy bien. Las mejores respuestas se dan cuando el cannabis no es tomado solamente como una estrategia farmacológica sino más bien como un estímulo para revisar las costumbres que afectan la calidad de vida.
-¿Se derriba el mito de si existe un riesgo que el paciente se vuelva adicto con la medicina cannábica?
Por empezar, sólo el 10% de las personas que fuma cannabis suelen generar una dependencia. El aceite medicinal puede producir una habituación como a cualquier tratamiento y no tiene un síndrome de abstinencia físico. Si bien tampoco se puede interrumpir el proceso porque sí, la gente no se hace adicta. Además creo que cualquier tipo de adicción no se explica por la sustancias sino por el contexto, que hace que la persona tiene que estar predispuesta para esa situación. Pero la marihuana per se no es una sustancia que produzca adicción. Cuando me preguntan si hay psicoactividad, yo siempre digo que si vos ves jóvenes que están fumando marihuana y están riéndose, con hambre y sueño decís que están muy “fumados”. Sin embargo para una persona con cáncer que tiene dolor, que no tiene apetito por la quimioterapia, todo lo que veíamos como psicoactividad acá es medicinal.
Terapéutica cannabica
Médica con diploma de honor de la Universidad de Buenos Aires, María Celeste Romero es también especialista en psiquiatría y homeópata unicista. Es también una de las primeras egresadas del Posgrado de Endocannabinología y Terapéutica Cannabica (UNLP). Es Coordinadora de asistencia e investigación médica del Centro de Estudios de la Cultura Cannábica (CECCA) y Secretaria Académica del Posgrado de Endocannabinología y Terapéutica Cannabica UNLP en 2018. También es docente de la Cátedra Libre de Cannabis de la Universidad Nacional del Sur y asesora médica de la Revista THC.
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