El cannabis medicinal ya es legal en Portugal, pero nadie lo comercializa
El uso del cannabis medicinal es legal en Portugal desde el pasado 1 de febrero para tratar dolencias como la epilepsia o el dolor crónico asociado al cáncer, pero todavía no se comercializa porque ninguna farmacéutica lo ha solicitado.
La Autoridad Nacional de Medicamentos y Productos de Salud lusa (Infarmed) confirmó hoy a EFE que, desde la entrada en vigor de la norma y hasta la fecha, ninguna empresa ha pedido la autorización para introducir en el mercado medicamentos de cannabis medicinal.
Debido a ello, aunque por ley los médicos lusos pueden prescribir este tipo de remedios desde hace 50 días, en la práctica no tienen posibilidades de hacerlo porque no existe ningún medicamento a base de planta de cannabis en el mercado portugués.
El único que está aprobado es el Sativex, legal en Portugal desde 2012 y que se usa para los espasmos asociados a la esclerosis múltiple, pero la farmacéutica que lo produce no lo comercializa en el país.
Para poder acceder a él, es necesaria una autorización especial con la que solicitar el medicamento, aunque su utilización en Portugal es muy baja.
Según una información enviada el año pasado por el Ministerio de Sanidad al Parlamento, entre 2016 y 2017 el Sativex fue prescrito sólo en 21 ocasiones, todas ellas en el Centro Hospitalario Lisboa Central.
El cannabis medicinal se puede prescribir sólo cuando los tratamientos convencionales no hayan producido los efectos deseados y está autorizado para siete indicaciones terapéuticas.
Además de los espasmos asociados a la esclerosis múltiple o lesiones en la médula espinal, también puede tratar las náuseas o vómitos resultantes de la quimioterapia, radioterapia o tratamientos combinados contra el VIH y la hepatitis C.
Su uso está autorizado igualmente para quienes sufran dolores crónicos (asociados a enfermedades oncológicas o del sistema nervioso), glaucoma resistente a terapia y síndrome de Gilles de la Tourette, un transtorno neuropsiquiátrico sin cura que provoca tics.
Asimismo, está contemplado como medida para estimular el apetito en los cuidados paliativos de los pacientes que se someten a tratamientos oncológicos o contra el SIDA y para la epilepsia grave en la infancia.
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